Obrero de derechas Article d'opinió de JC KEOMA
- 04 de març del 2025

Que el grado medio de “gilipollismo” se ha convalidado en España creo que se conoce desde hace bastante tiempo, que la cultura general se adquiere entre copitas de aguardiente en la barra del bar también se ha aceptado y que un obrero de derechas es un tonto con cenefa, eso se sabe desde que murió Tutankamón, es decir, que ya hace más de 3.000 años que se acabó la vereda pero el tonto sigue.
En estos maravillosos tiempos que vivimos de redes sociales en los que las opiniones públicas se vierten cada diez segundos, podemos encontrar todo tipo de estas, todas permitidas, algunas respetables y otras poco razonables. Sin duda alguna, las que se asientan entre los perfiles personales como si fuesen un transatlántico en el océano, son las que publican los llamados obreros de derechas o “fachapobre”. Sí, obreros de derechas, han evolucionado tanto que ya a día de hoy un obrero puede ser de derechas, impensable en los siglos XIX y XX, pero en este pedazo de siglo XXI moderno, vanguardista y heterogéneo, es una realidad.
Y es que eso de la conciencia de clase, del proletariado unido y populismos varios ya no se lleva, ahora si eres, por ejemplo, un albañil que trabaja 60 horas semanales, tienes un día libre y cobras 1.300 Euros al mes, tu obligación es mirar con recelo a los sindicatos y por supuesto mirar por encima del hombro al peón que te hace la mezcla. Si ya tienes una pequeña empresa que emplea a 3 trabajadores, a los que no das de alta, tu posición está en el púlpito cuál si fueras un rey romano que se dirige a la plebe (entre Amancio Ortega, Florentino Pérez y tú ponéis a España en el G-5) y si ya tienes una explotación agraria, ganadera o un establecimiento de restauración es el no va más, ahí consigues ese ansiado grado medio que te permite orar entre copitas de aguardiente contra toda persona que piensa que eres un trabajador más (como voy a ser yo un trabajador cualquiera si voy a trabajar en náuticos y con camisa “Spagnolo” , si eso es un paso importante en la escala social, que lo ha dicho Cayetano Rivera). Al carajo Marx y Engels, aquí la clase dominante van a ser los obreros, pero los de derechas.
Los podrás reconocer en las redes sociales, como decía, cuando sin tener ninguna idea política defienden a capa y espada cuál Juan José Padilla, pero yo diría que con parche en los dos ojos porque sino no se entiende tal opinión, que si la reforma laboral de 2012 hay que mantenerla, que subir el SMI va a destruir la economía del país o mejor aún, que pidan la dimisión del gobierno que, durante una crisis sanitaria, aprueba unas medidas que les han dado de comer. Se agarran al discurso fácil que vende la derecha (los adalides del señorío y el patriotismo) y empiezan a imitarlos; banderita en la muñeca, primero los de aquí, catalanes terroristas, comunistas al paredón y denuncias falsas, muchas denuncias falsas, que eso es de primero de “españolidad”. Son una especie digna de estudio cuanto menos. Los nuevos darwinistas, imprescindibles a día de hoy, que hasta han aprendido a decir; Woke”.
Parece ser que estamos destinados a diferenciarnos de nuestros iguales y encasillarnos en una clase superior respecto a los demás, y eso no es más que el resultado de una sociedad que se ha creado para que los de siempre sigan llevando los hilos del país, haciéndose más ricos mientras que el obrero de derechas, que es su producto mejor terminado, mantenga viva esa lucha con sus iguales, favoreciendo los intereses de sus ricos creyendo que también son los suyos propios. Convendría empezar a plantearse que tener conciencia de clase no significa pertenecer a la miseria y la precariedad, convendría saber que se puede ser clase obrera con una vida digna y erradicar el estereotipo del obrero pobre para no tener que diferenciarnos entre personas de la misma clase y con ello evitar una lucha interna que no beneficia a nadie, tampoco al obrero de derechas porque aunque no lo crea, por mucho que ladre a favor del rico, siempre será el perro que vigila y duerme en su jardín. Pero para llegar a saber eso se necesitan libros, muchos libros y dejar de matricularnos en el grado medio de “gilipollismo” que se estudia entre copas de aguardiente para que nunca entre los obreros haya un tonto con cenefa. Mientras tanto seguirá valiendo eso de que no hay nada peor para la clase trabajadora que un “esmallao” harto de comer.